Carlos Larracilla
Comenzó a dibujar y pintar a los 16 años a partir de un periodo complicado en su vida en el que encontró la pintura como un refugio y una medicina al dolor psíquico que le aquejaba. Su obra es personal, se encuentra un hilo conductor reconocible, y a la vez, la experimentación continua en cosas como materiales, texturas, paletas y la composición diferencian cada obra como una pieza única.
Estudió el trabajo de Van Gogh, Rembrandt y El Bosco, entre muchos otros que le han alimentado de alguna manera el conocimiento de la pintura.
La figura femenina y el mundo animal son las formas de las que parten sus reflexiones sobre la existencia.
Hasta el día de hoy, Larracilla ha mostrado su trabajo en más de 120 exposiciones en todo México, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, y Europa.